¿Qué es un santo?

La respuesta a esta pregunta la obtendremos guiados por el Catecismo de la Iglesia Católica. Allí se nos enseña lo siguiente:

2013 "Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad" (LG 40). Todos son llamados a la santidad: "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5, 48):
"Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo [...] para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos" (LG 40).

2014 El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama "mística", porque participa del misterio de Cristo mediante los sacramentos —"los santos misterios"— y, en él, del misterio de la Santísima Trinidad (...)

2015 El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual (cf 2 Tm 4). El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz y el gozo de las bienaventuranzas (...)

Ahora bien, de este llamado universal a la santidad, la Iglesia confirma que algunos de los que han seguido fielmente a Jesús, son un ejemplo de que la configuración con Cristo es posible. A estos se los llama: "santos canonizados".

Son hombres y mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos que han vivido de manera tal que en torno a ellos -e incluso más allá del ámbito en el que han vivido- se ha diseminado una verdadera fama de santidad. También están los que han muerto mártires, es decir, como testigos de la FE, entregando su vida y perdonando a quienes, por odio a Cristo o a sus enseñanzas, los han asesinado.

Todos ellos, así como antes de su entrada definitiva en la Vida Eterna, oraban intercediendo por los hombres y mujeres que les habían sido confiados, ahora –por Cristo, con él y en él- interceden de modo especialísimo por todos nosotros, al estar unidos -inseparablemente- a Dios.

Para saber cómo es el proceso por el cual la Iglesia reconoce y canoniza a estos santos, les recomendamos leer en esta misma página la sección: "¿Qué es una causa?"